Si bien este artículo habla se enfoca en la experiencia del quehacer jurídico y como se esta reinventando en tiempos de pandemia, es aplicable a las diversas labores de servicios profesionales que pueden realizarse de manera no presencial.   

Hace unos días el equipo de IALaw (http://iriartelaw.com) decidimos dejar nuestras oficinas y pasarnos a un modo digital completo: abandonar nuestros espacios de compartir información y de intercambio para desde nuestras casas continuar con nuestras labores de asesoría legal; dejar nuestra biblioteca y los anaqueles con información de los diversos clientes, que han sido adecuadamente resguardados al ya no estar; cortar nuestra conexión a internet dedicada; concluir contratos de servicios de diversos proveedores de bienes físicos y adquirir nuevos proveedores de bienes digitales; modificar espacios personales y de casa para vivir conectados, entre videollamadas en diversas plataformas y revisión de información en diversos dispositivos; establecer políticas de BYOD y de gestión de información en la nube, que se pueda acceder en cualquier momento y lugar pero resguardando la seguridad de la información; reestablecer calendarios comunes para las reuniones de equipo y abrir el espacio para la llegada de nuevos requerimientos. Tomamos la decisión de utilizar los instrumentos digitales en su actividad jurídica, desde la atención de los casos hasta la resolución de disputas; es pues un reto que se basa en tecnología pero cuyo exito dependerá del equipo de personas que hemos apostado por esta transformación.

Parte del reto de nuestro equipo será en los procesos que aun no se encuentran digitalizados por parte de entidades públicas y privadas, pero es precisamente esto lo que nos lleva a tomar la decisión de actuar con el ejemplo. Hay que reconocer que a la fecha, y en especial tras la pandemia del covid-19, se han digitalizado diversos procesos legales, pero este reto lleva casi 30 años desde que se realizó la primer envío de email en el Perú, desde la Red Científica Peruana.

Este paso es un reto absoluto en el quehacer jurídico, requerirá arduo trabajo por parte de nuestro equipo, pero también será un proceso que nos exigirá contar con nuevas fuentes de información jurídica de manera digital. Si bien la red ya cuenta con multiplicidad de espacios de información jurídica, son escasos los que compilan la información y la sistematizan. Es complicado buscar ya en algunos portales gubernamentales, mas aún cuando se busca jurisprudencia especializada, o se esta investigando doctrina en determinada materia. Hay espacio pues para el desarrollo de plataformas que al mismo tiempo que informen sobre el quehacer jurídico sirvan de herramienta de ayuda (desde nuclear enlaces rápidos, hasta zonas de gestión de servicios especializados en la web). ¿Aparecerán dichas plataformas como resultado de la pandemia? ¿Cuál será el lexisnexis de información legal peruana?

Mientras se van desarrollando esas plataformas, deberemos utilizar toda la gama de servicios que ya se encuentran disponibles en la red. Y es que solamente si somos digitales, y forzamos que sean todos los procesos digitales, podremos efectivamente cumplir con nuestra declaración de lograr un Perú Digital.

Nota: ahora relea el artículo y en lugar de asesoría legal, coloque su actividad profesional y encontrará que estos tiempos pueden ofrecer una real oportunidad de recambio y transformación digital.